¡Líbranos señor de caer en la tentación!

Camilo Sánchez, Presidente de Andesco

Tomado de Portafolio

Cuando los vientos son más fuertes y las aguas más bravas, es necesario que los capitanes y marineros tengan serenidad y tomen consejo de los que saben, para llegar a puerto seguro. Si no tenemos claro cuál es nuestro destino, así soplen vientos, estos serán contrarios al rumbo.

Nuestro pueblo colombiano tiene una capacidad de resiliencia muy alta, pero hoy lo único que espera son resultados reales y no espejismos. Está cansado de marchas y contramarchas que le generan impactos sociales y económicos y desmejora en sus hogares. Desde el campesino y el indígena, hasta el empresario, no quieren más peleas y politiquería; de ahí que cuando se les ofrecen reformas en las que no están claros los beneficios, como la de salud, pensiones, y laboral, no las respaldan.

Hoy más que nunca necesitamos un presidente estadista y no uno reactivo. Todos queremos un Gobierno que muestre su capacidad de diálogo y moderación, que busque la paz incluyendo a los sectores que estamos en la institucionalidad, que actúe como demócrata y cumpla su mandato constitucional.

El presidente conoce perfectamente el Congreso -por muchos años hizo parte de él- sabe que cuando un gobierno presenta reformas hay que hacer el estudio del costo fiscal y tener técnicos para que defiendan con argumentos sus propuestas; desafortunadamente hoy está haciendo falta un equipo en esa dirección. No tiene presentación que su gobierno que fue elegido por ofrecer el cambio, que anunció la lucha frontal contra la corrupción y despilfarro; evitar la compra y manipulación de congresistas; desterrar el pupitreo de leyes y generar el fortalecimiento de los partidos para evitar el menudeo, esté haciendo hoy todo lo contrario, generando desesperanza e incertidumbre.

Sacar de la coalición de gobierno a los partidos que no cumplan a pie juntillas votando los proyectos presentados por el Ejecutivo fue un error, más en este momento histórico, porque perderá la gobernabilidad requerida para evitar que se hundan proyectos necesarios, por supuesto incorporándoles cambios para que realmente beneficien al pueblo y no a unos pocos.

Hacer parte de una coalición no significa sumisión. Lo que esperamos los colombianos es que el gobierno proponga las reformas y entre todos logremos sacar las mejores propuestas. Ese es el principio del real cambio. Cambiar por cambiar no nos sirve ni es lo que se requiere y cambiar todo, para que nada cambie, mucho menos. Líbranos Señor en estos momentos de efervescencia y calor de caer en dogmatismos y autoritarismos. No desaprovechemos la oportunidad de impactar con el ejemplo.

Presidente, no creemos barreras y fantasmas, ni graduemos de enemigos a los que pueden generar las reales soluciones. Unámonos para hacer el cambio. ¡Cuídanos Señor de las aguas mansas, que de las turbulentas nos cuidamos entre todos!