Camilo Sánchez, Presidente de Andesco
Tomado de Portafolio
La actual transición en todos los sectores exige su realización responsable y ordenada para que sea exitosa.
Hoy hablaremos de Economía Circular, estrategia integrada por actores y procesos que están pasando de un modelo lineal a un modelo regenerativo: “de la cuna a la cuna”. Tarea desafiante que requiere el compromiso de todos para observar prontamente grandes beneficios sociales y ambientales.
En residuos sólidos hay cambios en la manera tradicional de gestión, con minimización, separación, reutilización, reciclaje, recuperación, aprovechamiento energético y disposición final.
Esto no se logra de la noche a la mañana, hay que aprovechar las ventajas y avances del modelo actual del servicio de aseo en recolección, transporte y disposición. Con los agremiados de Andesco realizamos un estudio para analizar las principales barreras y oportunidades existentes y proponer caminos hacia una economía circular.
Los retos son: i) aumentar la valorización y aprovechamiento de residuos, porque actualmente el 84% de estos son dispuestos en rellenos; ii) reducir la generación de gases efecto invernadero, ya que el sector genera 6% de las emisiones nacionales; iii) mejorar el registro, eficiencia e impacto social del aprovechamiento, debido a que se ha incrementado la tarifa pagada por el usuario sin evidenciar reducciones importantes en el material dispuesto, ni mejoras significativas en las condiciones de los recuperadores de oficio. Para esto hay que fortalecer la planeación con metas claras y factibles por parte de todos los actores de la cadena, consolidando un sistema de información que permita trazabilidad en todo el flujo del material; generar incentivos económicos y de mercado; y aumentar la eficiencia y acceso a financiamiento que promuevan la transición.
Los beneficios ambientales son indiscutibles al descarbonizar el sistema a través del tratamiento y aprovechamiento. Por ejemplo, la producción de biogás convirtiendo metano en CO2 con posibilidad de generar energía; y proyectos de compostaje que reducen las toneladas dispuestas en los rellenos, potencializando su uso como mejoradores del suelo, sobre todo en zonas erosionadas. Llegó el momento de pasar de planes piloto a realidades consolidadas, con las inversiones adecuadas y creando mercados para su comercialización, sin poner en riesgo la seguridad jurídica y la justicia.
Por lo anterior, los proyectos deben atenderse con objetividad y rigor científico, sin caer en indeseables presiones políticas y de competencia desleal que lo único que pueden lograr es desacelerar esta transición. El manejo del licenciamiento ambiental en los rellenos sanitarios y la gestión de impactos deben responder a planes y cronogramas definidos. No pueden convertirse en una espada de Damocles, donde para conseguir alguna prebenda o el retiro de un operador, sin mediar el principio de inocencia y el debido proceso, se abuse del poder judicial propiciando situaciones indeseables. De prosperar esto, lo único que generaremos será mayor corrupción, violencia e ineficiencia. Evitemos “sembrar vientos, para no cosechar tempestades”.