Camilo Sánchez, presidente de Andesco
Tomado de Portafolio
Terminó la COP16 con un excelente mensaje a nivel nacional. Debemos trabajar mancomunadamente alcaldías, gobernaciones, empresarios, academia, organizaciones sociales, medios de comunicación, ciudadanía y Gobierno si queremos recuperar el tiempo perdido y generar grandes proyectos; solo será posible si lo hacemos con una genuina voluntad de trabajo.
Pero lo más importante fue la recuperación de la confianza y el civismo de los caleños, que contagiaron de optimismo al país, alejando el miedo reinante por la inseguridad y malas decisiones nacionales. No podemos perder el impulso y el Gobierno debe aprovechar esta oportunidad para volver realidad el diálogo que tanto pregona, pero que no concreta por sus permanentes contradicciones.
Otro mensaje fue la reafirmación del compromiso que desde hace varios años viene realizando silenciosa y contundentemente el empresariado colombiano al ejecutar inversiones ambientales y sociales, las cuales fueron presentadas en la COP16 por los empresarios participantes.
Igualmente es digno de resaltar cómo se ubicó a la Biodiversidad como el tema prioritario a discutir, se reconoció la enorme riqueza natural de nuestro país y la obligación de protegerla entre todos. Evidentemente, las negociaciones internacionales son lentas, requieren de consensos y articulación de diferentes intereses y las declaraciones no siempre llenan la aspiración general, pero Colombia quedó en el centro de la discusión y la región Pacífica se ganó por fin un espacio de honor al lado de la Amazonía.
Desde Andesco, exigimos al Gobierno que deje de lado el doble rasero y el miedo, para denunciar por fin al narcotráfico y la minería ilegal como unos de los grandes depredadores y responsables de la deforestación en nuestro país.
La narrativa debe ser coherente con el cambio climático y la senda que queremos para lograr nuestra transición energética, que es absolutamente distinta a la de los demás países, la cual consiste en aprovechar nuestras ventajas comparativas por los minerales y recursos que poseemos para poder recuperar la soberanía energética, sin afectar al resto del mundo.
Si los servicios públicos logran cumplir sus metas trazadoras de los ODS para el 2030 en coberturas universales, será nuestro gran nivelador social. Nos hubiera gustado que el Gobierno diera la gran noticia, como se lo hemos pedido, de abolir el IVA a los vehículos eléctricos y a gas para disminuir de manera efectiva la contaminación vehicular y ser coherentes al asumir el gas como el elemento de la transición justa, como es reconocido mundialmente para así poder entregar a las próximas generaciones un mundo mejor.
No retrasemos nuestras metas con anuncios disonantes y actuaciones incoherentes. ¡La técnica siempre por encima de la ideología!
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