Tomado de Portafolio
Incomodará a algunos que queramos construir puentes para evitar el caos, pero no buscamos nada distinto que avanzar en las sendas correctas.
El poder de la palabra es indiscutible. Por eso, hoy más que nunca tenemos que ser muy prudentes; sin duda estamos aún en un país polarizado y expectante, al que no le conviene que se siga repitiendo -como en el cuento de García Márquez- que “algo muy grave va a suceder en este pueblo”.
La mitad de la población, por la incertidumbre y la desinformación, está especulando y repitiendo que las propuestas hechas por el Gobierno van a paralizar el sector productivo, que se fugarán los capitales, la gente y las ilusiones, lo que generará menos empleo y más pobreza. Es necesario no caer en el juego de los amigos de la controversia, que buscan llamar la atención y fomentar el caos para sacar provecho del mismo, aplicando el “divide y reinarás”.
Es de resaltar que contrario a lo esperado, y gracias a la convocatoria de diálogo que hemos iniciado con el Presidente y sus ministros, basados en argumentos técnicos, estamos logrando mejoras a varias de las propuestas iniciales del Gobierno y respuestas efectivas por parte del empresariado en temas referentes a las reformas tributaria y laboral, transición energética, mínimos vitales, entre otros. El sector empresarial igualmente está dispuesto a hacer un esfuerzo adicional, insistiendo en que no hay que caer en el dogmatismo y terquedad de realizar reformas que frenen la economía, impidiendo el cierre de brechas, para avanzar con equidad y dignidad, afianzando la confianza entre las partes.
Gran mensaje de concertación lanzó el Presidente al anunciar que no iniciará el debate de la reforma laboral hasta el próximo año, buscando acuerdos necesarios. En la tributaria, por ejemplo, el monto no deberá ser fijo, no sería técnico, resultará de la discusión juiciosa que nos llevará a asumir el más conveniente luego de revisar las fuentes de recaudo y su destinación eficaz para no afectar negativamente la inversión y el empleo, sin ganadores ni perdedores.
Ya hay consenso en que tenemos que acelerar la transición energética, pero sin perder la soberanía en este campo y sin ocasionar daños colaterales, mucho menos desconocer lo construido por todos en las últimas décadas.
No se trata tampoco de caer en un optimismo desbordado o de aceptar todo lo que propone el Gobierno, y mucho menos negarlo. Lograr el justo medio será la tarea, sin permitir una parálisis al buscar que todo cambie para que nada cambie. Podrá incomodar a algunos que queramos construir puentes para evitar el caos, pero no buscamos nada distinto que avanzar en las sendas correctas, defendiendo lo que sea conveniente, sin importar quien lo presente.
Los servicios públicos y comunicaciones seguirán materializando la equidad, consolidando el cambio para bien de todos. De manera contundente Neruda decía «lo único imposible es aquello que no intentas».
Camilo Sánchez Ortega
Presidente de Andesco