El destacado economista, que preside el centro de estudios Initiative for Policy Dialogue en la Universidad de Columbia, reflexionó sobre las perspectivas de la pospandemia y sus efectos sobre la economía y la geopolítica.
En el mundo “no habrá recuperación económica hasta que no salgamos de la pandemia”, afirmó el economista estadounidense y premio Nobel Joseph Stiglitz, quien vaticinó que “la segunda ola de la covid-19 será peor y ello hará más difícil la recuperación”.
“Hay que gastar lo que sea necesario (…), el énfasis debe ser reconstruir para que quede mejor, como dice (Joseph) Biden”, recalcó Stiglitz haciéndose eco de uno de los postulados de la campaña que ha llevado al candidato demócrata a alzarse con la victoria en las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Stiglitz (Estados Unidos, 1943), quien recibió el Nobel de Economía en 2001 por sus aportaciones a la teoría de la información asimétrica, cerró este domingo la X edición del Festival Puerto de Ideas con una entrevista hecha por la periodista chilena Consuelo Saavedra de forma telemática, él desde Nueva York y ella desde Londres.
El destacado economista, que preside el centro de estudios Initiative for Policy Dialogue en la Universidad de Columbia, reflexionó sobre las perspectivas de la pospandemia y sus efectos sobre la economía y la geopolítica, y analizó el impacto de la era del presidente Donald Trump para Estados Unidos y el mundo.
“Trump agrandó las diferencias al reducir los impuestos, lo que supuso un aumento del déficit de miles de millones de dólares, pero fue muy astuto al ocultarlo”, consideró Stiglitz.”Esto ilustra algo muy perturbador que se ha visto también en otros países, pero no tanto como en Estados Unidos. Me refiero al populismo”, agregó.
“Un dólar, un voto. Estamos en una situación en la que una minoría maneja a los políticos y no reconoce a las mayorías. El resultado de esto es una distorsión de la democracia”, consideró Stiglitz, quien en el pasado tuvo una participación destacada en la esfera pública de su país, donde presidió el Consejo de Asesores Económicos durante la Administración de Bill Clinton (1993-2001).
“Trump dice que la globalización fue injusta con Estados Unidos”, cuando realmente fueron las multinacionales y las grandes entidades financieras de ese país “las que en gran medida dictaron los acuerdos comerciales para favorecer sus intereses corporativos”, afirmó.
En su intervención en la clausura del Festival Puerto de Ideas, Stiglitz también expresó su preocupación por el impacto de la pandemia sobre las economías emergentes.
“Los países en desarrollo sólo pueden destinar una pequeña parte de su PIB (producto interno bruto) para hacer frente a las efectos de la pandemia, y obviamente se ven mas afectados”, explicó el premio Nobel de Economía, quien advirtió de que “ya hay algunos países al borde de la crisis, como Argentina, Ecuador y Líbano”.
El que fuera economista jefe del Banco Mundial y líder de la Comisión de Expertos de la ONU sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional apuntó que los países que están empezando a recuperar su economía son los que mejor han controlado la pandemia.
“Será muy difícil recuperar una economía global si hay muchos países en el mundo con una gran deuda” y por eso -en su opinión- los organismos financieros multilaterales deberían reestructurar la deuda a corto plazo de los países en desarrollo en préstamos a largo plazo, algo a lo que se hasta ahora han opuesto potencias como Estados Unidos e India.
Crítico con el libre mercado, en su extensa obra, compuesta por cerca de una treintena de libros, Stiglitz exhibe las desigualdades del sistema neoliberal y apunta soluciones para una sociedad económicamente más justa.
Entre sus libros destacan “El precio de la desigualdad” (Taurus, 2012), “El malestar de la globalización” (Debolsillo, 2013), “La gran brecha” (Debolsillo, 2017) y “El euro” (Debolsillo, 2017).En su obra más reciente, “Capitalismo progresista. La respuesta a la era del malestar” (Taurus, 2020), Stiglitz propone que el capitalismo debería evolucionar para salvarse a sí mismo, respondiendo a los desafíos de una sociedad en transición, entre ellos el calentamiento global, la inteligencia artificial, los cambios demográficos y el debilitamiento de las instituciones que sustentan las democracias liberales.