Vale la pena darle relevancia a la sostenibilidad en las decisiones comerciales y mostrar cómo aportamos a la sociedad.
Aquel mandamiento del mercado que dice que perdurarán en el tiempo solo aquellas compañías que sean capaces de comprender a sus consumidores, toma más trascendencia en este momento de convergencia.
Una de las principales características de los actuales compradores es que cuentan con mayor información disponible, los nativos digitales y las generaciones siguientes valoran a las empresas que son responsables con el ambiente, la sociedad así como a las compañías que actúan de manera transparente ante sus diferentes stakeholders, influyendo estas percepciones directamente en su decisión de compra.
Por esta razón, la cultura empresarial debe trascender el concepto de sostenibilidad entendiéndolo como una estrategia que favorece el éxito y la competitividad de largo plazo empresarial.
La sostenibilidad es un elemento diferenciador ante los consumidores que engrandece el potencial de los negocios, pues, como lo dictan sus tres pilares, a través de políticas sostenibles se busca equilibrar el crecimiento económico, con cuidado del medio ambiente y bienestar social.
En este contexto, la sostenibilidad solo será posible bajo el escenario del desarrollo de productos, soluciones y tecnologías que, además de cumplir su propuesta de valor, impacten de manera positiva a la sociedad y el cuidado del planeta. Grandes, medianas e incluso pequeñas empresas implementan estrategias de sostenibilidad para el desarrollo de materiales más amigables con el medio ambiente y así hacer uso eficiente de los recursos. Mediante herramientas transformadoras como la economía circular, en la cual se disminuye o elimina, en el mejor de los casos, el pasivo ambiental generado en cualquier proceso productivo.
Esta alternativa de modelo económico toma cada vez más fuerza y es la apuesta de muchas de las compañías más grandes del mundo, que ya están dando pasos agigantados en ese cambio de dirección que además se muestra necesario.
El modelo circular permite involucrar la innovación y cerrar el ciclo de los productos para que la sostenibilidad se convierta en un eslabón más de la cadena, precisamente porque su objetivo favorecer el crecimiento económico conservando y mejorando el capital natural, optimizando el uso de los recursos disminuyendo así la disposición de residuos y el impacto negativo para el ambiente.
El reto es aplicar con éxito el concepto e introducirlo en la cotidianidad de las organizaciones para que pronto se convierta en “la manera correcta de hacer las cosas”.
Aun así, estos son procesos que todavía van a paso lento en nuestro país.
Una manera de acelerar la ruta y crear un escenario en el que toda la cadena sea responsable con el ambiente es impulsar y apoyar a clientes y proveedores en sus procesos y desarrollos de sostenibilidad.
La experiencia en BASF nos lo ha mostrado, para generar un impacto positivo es necesario crear una cultura sobre los beneficios que tendría la implementación del modelo en toda la cadena productiva, el cual debe partir desde el diseño de un producto, pasar por el gerenciamiento de las materias primas, hasta la disposición de los residuos o desechos.
En pocas palabras, involucrar a cada uno de los colaboradores en este proceso; algo realmente necesario para garantizar a las próximas generaciones un futuro más sostenible, en el que las industrias, como la química, jueguen un rol fundamental y contribuyan a una mejor calidad de vida presente y futura.
Por eso, es necesario ir más allá del cumplimiento de los compromisos regulatorios y normativos y desarrollar acciones dentro de una cultura de innovación para que la sostenibilidad sea un factor determinante en la cultura organizacional y, en consecuencia, en el comportamiento de los colaboradores, clientes y proveedores.
Quienes integren los conceptos sostenibles a una estrategia trasversal al modelo de negocio, sin duda, asegurarán el éxito comercial de largo plazo.
Es importante también tener en cuenta que diferentes tipos y tamaños de organizaciones no conciben sus movimientos empresariales sin desarrollar modelos de negocio social en los cuales se logre integrar a poblaciones vulnerables en sistemas comerciales y económicos, que en condiciones tradicionales de negocio no participarían.
Esta convergencia la permite la adopción de la sostenibilidad como pilar empresarial, que además de ser concebida en programas de Responsabilidad Social, a través de voluntariados de colaboradores, donaciones, y herramientas que favorecen la diversidad e inclusión, también sea vista como un movimiento estratégico a través del cual las compañías logran ampliar la base de mercado y generar mayor valor para la sociedad.
Tener claro qué es y para qué sirve la sostenibilidad, es la mejor forma de asumir responsablemente la gestión de los riesgos o impactos no deseados, que se pueden provocar como efecto inherente al desarrollo de las actividades productivas.
Entonces, vale la pena aumentar la relevancia de la sostenibilidad en nuestras decisiones comerciales y mostrar cómo aportamos a la sociedad a lo largo de la cadena de valor.
La satisfacción de nuestro cliente, la rentabilidad de la empresa y protección del medio ambiente y el beneficio social son las variables fundamentales de una ecuación que debemos incorporar en las operaciones de nuestra compañía.
Este es un reto que nos involucra a todos como industria; por eso es necesario crear sinergias entre todos los actores del mercado y construir un lenguaje común entre los diferentes involucrados -que somos todos en sociedad- para que el desarrollo sostenible trascienda las diferencias, y asegurar un mejor futuro para todos.
Carolina Vargas Rodríguez
Consultora Regional de Sostenibilidad y Relaciones Gubernamentales, BASF Sudamérica.
Tomado de El Portafolio