Camilo Sánchez, Presidente de Andesco
Tomado de Portafolio
La Agencia Nacional de Hidrocarburos publicó un estudio, con corte a 2022, indicando que la vida útil de las reservas probadas de petróleo es de 7,5 años, mientras que las de gas natural durarán 7,2 años. Este tiempo resulta muy poco para el tema energético, quedando a la vuelta de la esquina la posibilidad de convertirnos en importadores netos, lo que ocasionaría graves detrimentos fiscales y un incremento de costos en los combustibles. Adicionalmente, perderíamos la soberanía energética y autosuficiencia.
Duele más cuando está en nuestras manos evitarlo, sólo ampliando nuestros procesos de búsqueda y perforación acorde a los nuevos hallazgos y necesidades.
La contingencia ocurrida la semana pasada en el gasoducto, que afectó a más de dos millones de habitantes del Eje Cafetero y Suroccidente colombiano, evidenció la necesidad de este energético para la vida diaria, además de su importancia en la transición energética, como lo ratificó recientemente el presidente de Ecopetrol.
Necesitamos más exploración y explotación de gas; el país debe revisar sus alternativas de abastecimiento factibles para brindar confiabilidad. Resaltamos el trabajo de TGI, GdO y demás empresas distribuidoras, que de manera expedita y técnica solventaron la emergencia.
Preocupa el anuncio de Enel GreenPower de suspender el proyecto del parque eólico Windpeshi (de 205 MW) en La Guajira. Esto impone una reflexión: para cumplir el cronograma de los proyectos energéticos en este departamento hay que agilizar las consultas previas, pero sin que las empresas tengan que remplazar al Gobierno en sus responsabilidades, asunto difícil de conseguir para final de 2023 cuando requeriremos su servicio.Preocupa que varias compañías estén manifestando que, de seguir las demoras, inseguridad, falta de incentivos e incertidumbre jurídica, no continuarán realizando las inversiones programadas, generándose deterioro y mayor desfase en nuestra maltrecha transición energética.
El Gobierno no puede permitirse perder el espacio ganado en seguridad, pues en diferentes regiones del país está aumentado el secuestro de operarios, robo de infraestructura, desmantelamiento de torres y transformadores, extorsión a contratistas e, infortunadamente, asesinatos de trabajadores. Igualmente, es necesario impedir los bloqueos de vías y permitir cumplir las jornadas laborales, cuyo incumplimiento ronda el 60%, con esto estamos logrando controlar la inflación y que los proyectos obtengan su cierre financiero para operar.
No caigamos en la retórica de decir que queremos promover la transición energética, además de bajar los precios de las facturas, pero no hacemos nada coherente para lograrlo. Hoy más que nunca, el Gobierno debe analizar y utilizar los estudios técnicos disponibles y replantear sus propuestas iniciales para bien de los colombianos. Presidente, los únicos que no se devuelven son los ríos. No tome como una derrota el recapacitar y verá que unánimemente se lo reconoceremos. Más que propuestas, necesitamos resultados.