El gerente de CENS-Grupo EPM, José Miguel González Campo, habló con La Opinión e hizo un balance del tema.
Cuando empezó la emergencia por el coronavirus en Colombia, se generó un amplio debate sobre la necesidad de que el Gobierno financiara los servicios públicos para aliviar la carga económica a los sectores más vulnerables.
Centrales Eléctricas fue una de las empresas que estuvo en el centro del debate por cuenta del reajuste en la tarifa de energía generado en febrero -apenas un mes antes que iniciara formalmente la pandemia-.
El gerente de CENS-Grupo EPM, José Miguel González Campo, en diálogo con La Opinión, hace un balance de lo que han significado estos meses para la electrificadora que, desde abril, ha dejado de recaudar unos 50.000 millones de pesos y del impacto que ha tenido la pandemia en la empresa más grande de Norte de Santander.
¿Qué balance hace de estos cinco meses de la pandemia?
Han sido meses muy retadores para todos. Desde que ocurrió la emergencia tuvimos que adecuarnos a esta realidad muy rápido y tomar varias decisiones para proteger la salud de nuestros trabajadores, garantizar la prestación del servicio de energía y establecer las medidas hacia los usuarios, en especial, los más vulnerables. Desde mediados de marzo, activamos el comité de crisis y todas las semanas evaluamos cómo vamos en cada uno de estos frentes. Rápidamente nos adaptamos a un sistema virtual para operar administrativamente desde las casas y seguir dando una atención eficiente a nuestros usuarios. Igualmente adecuamos los protocolos para que nuestro personal técnico y del centro de control continuarán operando el sistema sin haber parado en ningún momento en esta emergencia.
¿Cuáles fueron esas medidas que tomaron de cara a los usuarios?
Tomamos varias medidas y otras de la mano con el Gobierno: no suspendimos el servicio de energía desde el 15 de marzo. Iniciamos un proceso de reconexión del servicio a las familias que lo tenían suspendido, logrando reconectar 4.991 familias. Además, se congeló la tarifa desde marzo hasta diciembre de 2020. Se dieron alivios como suspensión de intereses de mora, se congelaron las cuotas de financiación, descuento por pronto pago a las familias de estrato 1 y 2 y otras que tenían un gran propósito y era que las familias pudieran, en esta coyuntura, contar con el servicio de energía.
La gente en general fue muy crítica con la empresa a comienzos de la pandemia. ¿Cree que la gente no valoró esas medidas?
Como empresa hemos hecho todo lo que está a nuestro alcance para ayudar a las familias de la región. Sin embargo, por lo difícil del momento que estamos atravesando, en especial con la caída de ingresos de los hogares, sumado a que el aislamiento aumentó el tiempo que pasamos en nuestras casas, tuvimos crecimientos en los consumos por estrato que, en algunos casos, estaban por encima del 20%. Eso se vio reflejado en las facturas. A ningún usuario se le suspendió el servicio y se entregaron todas las facilidades para financiar esto en el tiempo.
A ese malestar, se sumó que en febrero, antes de que empezara la pandemia, la tarifa de energía subió…
Así es, el mes anterior al inicio de la pandemia las tarifas tuvieron una variación por un cambio de metodología en la remuneración del cargo de distribución, y a eso se sumó el hecho de que el país estaba atravesando, desde hace meses, por un verano que había afectado el nivel de los embalses y los precios de generación de energía. A pesar de que estas condiciones se mantenían cuando inició la pandemia, se nos autorizó la congelación de la tarifa para proteger a los usuarios y evitar variaciones futuras en la misma. Acá es importante hacer énfasis en que, en la factura de energía, los usuarios están pagando varios servicios, no es solo la energía. En la factura se cobra también aseo y alumbrado público. Por ejemplo, para una familia de estrato 2, el pago de aseo y alumbrado es aproximadamente el 35% de la factura. Eso quiere decir que en energía se paga el 65%. De ese recaudo, los cargos de CENS son el 50% de ese 65%, pues lo demás se va en pagos a los generadores, transmisores y otros agentes del sistema.
¿Cómo esas medidas que mencionó han incidido en los resultados de la empresa a la fecha?
No hemos sido ajenos a la difícil situación que trajo consigo la pandemia. El principal impacto lo hemos tenido en la liquidez. Desde que inició la emergencia, el recaudo ha estado en cerca de 78% en promedio, donde nuestra cartera ha aumentado en más 50.000 millones de pesos en estos cinco meses.
¿Cómo afecta esto los planes de inversión que traía la empresa en cuanto a modernización de redes, expansión, entre otros programas?
Hemos mantenido nuestro plan de inversión del cuatrienio, que tiene presupuestado ejecutar un valor cercano a los 550.000 millones de pesos, de los cuales, 100.000 millones de pesos se invertirán en el 2020. Lo hemos sostenido por que somos conscientes del impacto positivo que estas obras generan en la calidad del servicio y en el empleo de la región. Donde sí hemos realizado esfuerzos es en los rubros de costos y gastos, pero buscando siempre que no se afecte la operación del sistema y protegiendo el empleo directo y de nuestros contratistas. Desde el 2019 y hasta el 2021 no estamos entregando dividendos a los accionistas para lograr financiar estas inversiones.
Cómo ha evolucionado el recaudo, teniendo en cuenta que hasta el 31 de julio estuvieron vigentes algunas de las medidas adoptadas, como la de no suspender el servicio.
El mes más bajo de recaudo fue junio con un 74%, en julio tuvimos un repunte del 82% y agosto se va a comportar de una forma muy parecida a este último mes.
¿Cuál es el tiempo estimado de recuperación de esa cartera que han dejado de recaudar y qué estrategias están contemplando en ese sentido?
Para que volvamos a los indicadores de cartera que teníamos antes de la pandemia nos tardaremos, al menos, dos años. La deuda de los usuarios de estratos 1 y 2 se financiará a 36 meses, de los estratos 3 y 4 a 24 meses y los demás a 18 meses. Vamos a mantener una línea de financiación para lo que queda del 2020 a la misma tasa que el sector financiero le presta a CENS y tenemos en marcha varias acciones para que los usuarios conozcan estas opciones de pago e ir normalizando la cartera.
¿Se ha pensado en la gratuidad del servicio?
Esta fue una propuesta de los primeros meses de la pandemia pero que le correspondía tomar al Gobierno. Todas las medidas que se adoptaron tenían otros frentes como los de financiación. Acá vale la pena tomar de ejemplo a Venezuela, un país en el que el servicio de energía es casi gratuito, pero donde tienen muchos problemas en la continuidad del servicio y debilidad en la infraestructura eléctrica. Colombia y Norte de Santander, por otro lado, tienen un sistema robusto y confiable.
¿Cómo están viendo el futuro?
Debemos ser muy solidarios para poder hacerle frente a la crisis que nos ha dejado esta emergencia. Como región tenemos un gran reto con el empleo y con la reactivación económica de los distintos sectores.
Tomado de La Opinión