Camilo Sánchez, Presidente de Andesco
Tomado de Portafolio
Aveces se dice que un pesimista es un optimista bien informado. Cuando Pandora abrió su caja, cuenta la mitología que salieron todos los males del mundo, y al cerrarla nuevamente solo pudo guardar la esperanza y la confianza, las cuales, bien utilizadas, serán la clave de nuestro éxito. En todo proceso hay que tener materia prima buena para obtener resultados mejores y, en Colombia, tenemos ni más ni menos que a nuestra gente para lograrlo, con una resiliencia puesta a prueba todos los días.
Infortunadamente, hoy la confianza está muy deteriorada debido a las discusiones y narrativas de envidias y odios que nos imponen los extremos de derecha e izquierda para mantenernos ocupados peleando entre empresarios y trabajadores, buenos y malos, honrados y corruptos, y con esto fomentar divisiones para lograr sus objetivos e intereses particulares.
Todo esto ha dificultado avanzar al ritmo requerido para cerrar las brechas sociales y productivas, lo que nos permitirá cambiar nuestras vidas. Llegó el momento de hacer lo necesario para eliminar esta espiral de desesperanza y frustración. Colombia es un país de empresas, la gran mayoría micro, pequeñas y medianas, donde los responsables salen diariamente a seguir emprendiendo y consolidando propuestas de negocios.
Contar con ese tejido empresarial nos ha permitido paliar la crisis mejor que el resto de América Latina a lo largo de la historia, como lo muestran las estadísticas.
Tenemos que despojarnos de prevenciones y sentarnos con todos los grupos de interés, empezando por el Gobierno, en cada mesa de trabajo sectorial que se conforme, para recuperar la confianza, con discusiones basadas en estudios técnicos, sin caer en descalificaciones personales ni de las partes, y argumentar sobre cifras o postulados concretos, por encima de los meros argumentos políticos provenientes de supuestos y creencias no confirmadas.
El Plan de Desarrollo será una gran oportunidad para construir la hoja de ruta de los próximos 4 años, que será provechosa si la realizamos entre todos, sin odios, revanchas, ni recelos, buscando el bienestar general.
No debemos seguir generando ganadores, perdedores ni culpables, para hacer la diferencia con lo que nos ha sucedido en las últimas décadas. Lo importante será tener la grandeza para aceptar las buenas propuestas y desechar las que no convengan, sin importar su procedencia. El todos ponen hoy más que nunca deberá ser nuestro credo, volviendo a confiar en los demás sin miedo y optimismo. Será una tarea ardua en la cual todos debemos volver a ser uno para lograr una sociedad virtuosa que siga construyendo sobre lo construido.
Nuestro propósito este nuevo año será recuperar la confianza mutua entre Gobierno, empresarios y ciudadanía, porque trabajando unidos seremos los mejores aliados para acelerar el cambio y cerrar las brechas, para que por fin lo que nos una sea más importante que lo que nos divide. ¡Vamos con todo!