Esta labradora acompaña a uno de los nuevos empleados de la empresa en condición de discapacidad.
Macarena tiene 9 años y medio de edad y ya ‘trabaja’ en una de las compañías más importantes de Medellín: EPM.
Desde esta semana, con su carné que la acredita como empleada, recorre las instalaciones de la empresa sirviéndole de guía a su compañero, Ricardo Castrillón, invidente de nacimiento y quien también entró a laborar en EPM, junto a otras 19 personas, gracias a un programa de inclusión laboral de la compañía.
Macarena es una labradora negra que desde hace 7 años y medio llegó a la vida de Ricardo, un comunicador social con discapacidad visual que no permitió que su condición le impidiera estudiar, trabajar y conformar una familia.
Cuenta Ricardo que el edificio donde ahora labora es grande y con áreas enredadas, pero que con los recorridos diarios y constantes, tanto él como su compañera, se irán acostumbrando.“Macarena es la consentida de todos los compañeros que nos han hechos sentir bienvenidos. Ha sido una semana llena de logros y de retos positivos para afrontar. La adaptación es un proceso lento, uno tiene que comenzar haciendo un mapa mental con puntos de referencia como paredes o escritorios, cosas que para las personas son muy mínimas, para quienes tenemos alguna discapacidad son fundamentales. Esos ‘tips’ le sirven para adaptarse a los entornos”, explica.
Ambos se conocieron en octubre del 2011 tras serle asignada a Ricardo por la Fundación Vishnu del Cypres, que ha donado unos 300 caninos a nivel nacional. Después de un proceso de acoplamiento en Bogotá, ambos regresaron a la capital antioqueña y desde entonces han sido inseparables.
La rutina es simple: dice el hombre que en la mañana tienen su alimentación en Buenos Aires, sector donde viven. Luego está todo el día con Ricardo en su puesto de trabajo, en el piso 10 del edificio EPM y también lo acompaña a las reuniones laborales. Al mediodía ambos tienen su almuerzo y en la noche su última ración.
“Por temas de entrenamiento, Macarena ya tiene sus necesidades controladas, entonces la sacan a las zonas verdes aledañas del edificio o en la casa cuando llegamos de trabajar”, dice Ricardo.
Lo ideal es que mientras se hace el recorrido, no le hagan ‘mimos’ a Macarena porque la pueden distraer y el que termina perdido soy yo
“Desde Buenos Aires, Macarena y yo utilizamos el Tranvía de Ayacucho, nos bajamos en San Antonio y desde allí caminamos hasta el edificio EPM. No es complejo porque sabemos manejar la disciplina, pero lo ideal es que mientras se hace el recorrido, no le hagan ‘mimos’ a Macarena porque la pueden distraer y el que termina perdido soy yo”,cuenta con una sonrisa. “Por eso procuro que cuando las personas quieran acercarse a ella sea cuando esté en reposo”, añade el profesional en comunicaciones de la empresa.
A este hombre, de 30 años, le falta vista, pero no visión. Fue el primer egresado con discapacidad visual en comunicación social Periodismo en Uniminuto y busca consolidarse en EPM para tener un mejor futuro, una casa propia en la que pueda vivir con su madre, su esposa (también invidente), su hija de 1 año y 9 meses y Macarena, a la que considera su otra hija.
Antes de ingresar a EPM, cuenta Ricardo, trabajó en una emisora, desarrollando trabajo periodístico para temas deportivos y para el noticiero. Pero cuando se presentó la convocatoria no lo dudó y se presentó. “Pasamos todas las pruebas y aquí estamos. Es una gran oportunidad que desafortunadamente no todos tienen pues a nivel país es complejo el tema de oportunidades para personas en condición de discapacidad. Uno, por las barreras de los empresarios a nivel actitudinal, que por fortuna se han ido superando poco a poco, también hay barreras por parte de las personas con discapacidad en cuanto a preparación, que es muy mínimo o que, en casos, ni siquiera lo quieren hacer”, asegura.
No fue un proceso fácil. La convocatoria se abrió en mayo de este año y presentaron inicialmente 1.478 personas, de las cuales 475 cumplieron las condiciones para continuar con el proceso y así, finalmente, cubrir las 20 plazas especialmente creadas: 12 profesionales, 5 tecnólogos, 3 técnicos.
Asegura EPM que “todos los candidatos participaron en un proceso de selección normal y completo, con sus respectivas pruebas, entrevistas y centro de valoración”.
En el grupo de personas que ya hacen parte de la empresa, algunos presentan discapacidad de tipo físico, visual, auditivo o cognitivo. Entre los profesionales que ingresaron se encuentran abogados, comunicadores, trabajadores sociales, ingenieros, psicólogos, tecnólogos en mercadeo, administración y mecatrónica, así como técnicos en administración en sistemas.
Cuenta la compañía, además, que desde marzo de este año tienen ocho aprendices de asistencia administrativa con discapacidad cognitiva y sicosocial, como una forma de empezar con el proceso de alistamiento del entorno laboral y futuro estiman la vinculación de otras 30 personas con discapacidad.
“No me considero un ejemplo a seguir. Creo que las personas con discapacidad deben abrirse ellas mismas la posibilidad de romper esquemas porque cuando toma los riesgos y se le mete de cabeza a los retos puede lograr resultados muy positivos”, puntualiza Ricardo.
DAVID ALEJANDRO MERCADO PÉREZ
Redactor de EL TIEMPO@AlejoMercado10