Ecopetrol ya se lanzó a la compra de la participación estatal en ISA, se espera la propuesta de GEB, de EPM y por qué no, de un interesado externo, el punto es apurar.
Hace rato que el Gobierno Nacional había decidido vender su participación en varias empresas interesantes en el mercado, entre ellas estaba ISA, una compañía muy bien manejada, de grandes resultados, estratégica para la transmisión eléctrica y que ha incursionado no solo en la infraestructura, sino en la transmisión de datos. En pocas palabras, es una auténtica joya de la corona que debe preservarse como compañía promisoria en otros sectores y espina dorsal para que el país esté conectado. Difícil de superar que el hecho económico del año sea el destape de cartas de Ecopetrol al anunciar que quiere quedarse con 51,4% de las acciones públicas de esa compañía.
Una vez, Felipe Bayón, el CEO de la petrolera, hizo el anuncio con la seriedad que le reviste, se empezaron a escuchar voces contrarias a que dichas acciones pasen de un bolsillo público a otro bolsillo público; una aseveración que no tienen certezas, pues en estricta definición ambas son empresas mixtas en las que el Estado aún conserva mayorías, pero que en ambas hay accionistas privados y fondos de pensiones. La otra crítica que se ha dejado venir es que la petrolera será castigada en su calificación al quedarse estrecha de capital para invertir en energías renovables; cosa que tampoco es tan cierta dado que la compañía más grande de Colombia tiene una hoja de ruta probada de transición a la generación de energía más limpias como la solar y la eólica. Lo que sí es muy cierto, es que Ecopetrol con ISA se convierten en una sola mega empresa que seguramente habrá que refundar a los ojos auscultadores de dominancia en algunos mercados.
Es una operación financiera colosal de unos US$4.000 millones que pasa a ser el negocio más grande de empresas en la historia del país y requiere todas las lupas puestas para evitar alguna frustración en una jugada de mesa inesperada, ya que la oferta que venía en camino era la del Grupo Energía Bogotá, GEB, que había mostrado interés pero aún no plasmado en una propuesta oficial de compra de esas acciones.
No es tarde para que Bogotá, a través de su actual administración, muestre interés por ISA haciendo una oferta que robustezca su posición en el GEB. Lo que sí se puede descartar es que lo propio haga Medellín con EPM y quiera ofertar por ISA; no se puede olvidar que la empresa pública paisa se quedó con una parte del mercado de Electricaribe y que atraviesa por un duro momento en gobierno corporativo, además de tener que ponerle el pecho a la generadora de Hidroituango. Ojalá el Ministerio de Hacienda apure toda la venta de ISA, bien sea a Ecopetrol o al GEB, pero que lo haga con eficiencia para que el dinero pueda entrar en 2022 y los colombianos se eviten una reforma tributaria draconiana como lo van a recomendar los expertos internacionales.
Son unos $14 billones que le entrarán a las arcas nacionales por el 51,4% de la participación oficial, una cifra que no está muy lejos de lo que se recauda en las tributarias. Dicha operación va a enchufar energía al mercado secundario y reacomodará el Colcap en la Bolsa de Valores de Colombia, una acción que era muy necesaria en un sector bastante deprimido. Muy bueno que se venda ISA, así la operación tenga detractores u opinadores en contra, lo importante en últimas es que el mismo Ecopetrol tendrá algo que enajenar en los próximos años.