Camilo Sánchez, Presidente de Andesco
Tomado de Portafolio
Han pasado nueve meses de gestión gubernamental, la percepción popular es de deterioro y las expectativas negativas como lo evidencian las últimas encuestas. Nada más oportuno que seguir tendiendo puentes al gobierno para evitar decisiones políticas y económicas desesperadas. La polarización entre buenos y malos es peligrosa y puede terminar destruyendo lo construido en estos 65 años, después de la dictadura de Rojas Pinilla. Las propuestas de cambio deben estar debidamente argumentadas técnica y fiscalmente, sin caer en la ideología como único asidero. Hay que promover lo posible desechando lo inaceptable, sobre todo cuando no se conocen con certeza los impactos y sus costos.
Un claro ejemplo es la reforma laboral la cual, según lo ha dicho la misma Ministra, no es para generar empleo – asunto preocupante y contradictorio -cuando debería ser el instrumento para disminuir la tasa de desocupación-, atacar la informalidad hoy mayor al 55%, y avanzar con las nuevas tecnologías. Extrañamente, pareciera hecha a la medida de un pliego sindical. En cuanto a servicios públicos, el régimen actual permite tener operadores públicos, mixtos y privados, debidamente regulados y vigilados. No tiene sentido mantener una discusión trasnochada sobre la participación privada. Los resultados en cobertura, calidad, continuidad y suficiencia financiera son positivos y en beneficio de los usuarios. Nada más peligroso que retroceder al viejo esquema que solo trajo politización, racionamiento y mala calidad.
Hay que tener cuidado con los mensajes y acciones gubernamentales erráticos porque ahuyentan la inversión y retrasan la reactivación económica, aumentando el desempleo y la pobreza. Basta ver cómo están saliendo los dineros golondrina, debido al incremento de la incertidumbre esos son los primeros en salir.
Tampoco es prudente seguir con propuestas de ensueño en el papel, que técnica, ambiental y económicamente son inviables, como el tren eléctrico entre las costas pacífica y caribe, pero en el imaginario ya estamos ad portas del viaje inaugural gracias al realismo mágico. Si no hemos podido avanzar con las consultas previas de La Guajira que están retrasando la entrada de los proyectos de energía eólica y solar para finales del 2027, aumentando el riesgo de un apagón, mucho menos avanzarán proyectos etéreos por muy taquilleros que sean.
Lo mismo sucede con la transición energética que parecería estar avanzando a pasos agigantados, sin embargo, las decisiones administrativas y normativas tomadas en contrario -como por ejemplo: no tener nuevos contratos de exploración en gas natural, aumento de transferencias en los proyectos renovables, sobretasa a la generación hidroeléctrica o el cobro del IVA en movilidad sostenible-, nos impedirán que se cumpla la meta al 2050.
El sector empresarial seguirá invitando a un diálogo argumentado en los escenarios naturales: Congreso y academia, por encima de la calle y discursos de balcón. Todos somos responsables de defender la institucionalidad y la democracia, abiertos a construir el cambio, sin imposiciones, ni amenazas.