Camilo Sánchez, presidente de Andesco y del Consejo Gremial
Tomado de Portafolio
Los empresarios hemos hecho todos los esfuerzos para terminar este cuatrienio como los mejores aliados del Gobierno nacional; pero el presidente no lo ha permitido y ahora, equivocadamente, decidió dedicar su último año a hacer política dejando de lado su función primordial de gobernar, para intentar evitar la muy segura derrota por su fracasado modelo implementado. Proactivamente nos estamos articulando alcaldes, gobernadores, empresarios y ciudadanía para no perder tiempo por la falta de resultados, y para enfrentar la disminución de la inversión por la creciente incertidumbre y los permanentes anuncios incendiarios que están paralizando el funcionamiento de los sectores sociales y productivos.
Es triste y preocupante ver cómo se perdió la majestad de la institución presidencial, activo valioso que habíamos protegido. Ahora tenemos que soportar la impuntualidad del mandatario; el incumplimiento de su palabra; sus alocuciones o consejos de ministros, donde casi violando lo penal, se vulnera la honra y el buen nombre de personas, empresas, gremios y poderes públicos sin mediar prueba ni argumento serio. Ha puesto penosamente al descubierto la incapacidad de su Gobierno al mostrar cómo han incumplido las metas prometidas en su Plan de Desarrollo debido al poco conocimiento y falta de rigor técnico; de ahí la cantidad de cambios en su gabinete.
La semana pasada extralimitaron sus funciones al atentar contra la libertad de asociación y autonomía gremial, principios fundamentales de un Estado democrático, a través de una simple resolución: la 052/2025 del Ministerio de Agricultura. Además, intentaron intimidar a los gremios del sector agropecuario al querer abrir la puerta a intervenciones arbitrarias, otorgándose la facultad de controlar y solicitar información financiera de gremios independientes para poder remover administradores y representantes legales; interpretar estatutos a su conveniencia; y modificar asambleas y gerentes sin justificación alguna. Inquieta mucho este talante dictatorial, porque se está convirtiendo en algo normal contra quienes controvierten sus propuestas.
Los gobernadores y alcaldes, acompañados por los empresarios y la ciudadanía, que mayoritariamente expresan a diario sus preocupaciones por la inseguridad y decrecimiento de la economía, tienen el reto y la obligación de unirse para cumplir las propuestas prometidas.
Debemos denunciar cada vez que el Gobierno no entregue los aportes que le corresponden a las regiones, por no ser sumisos a sus propuestas, porque están paralizando el desarrollo del país.
Vendrán días difíciles, pero no se debe premiar el desgobierno con miedo paralizador ni silencio cómplice.
¡Nunca es más oscura la noche como un segundo antes del amanecer!