Alerta por el bajo nivel de los embalses en la Sabana

A la CAR le preocupa el déficit de lluvias. En Bogotá, según la EAAB, no habrá desabastecimiento.

Aunque hay preocupación en la CAR de Cundinamarca por el bajo nivel de los embalses de la Sabana, lo que podría afectar el abastecimiento de agua en algunos municipios, empresas y actividades agrícolas de la región en los próximos meses, en Bogotá “no existe riesgo de desabastecimiento ni de racionamiento”.

La Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) indicó que “las reservas actuales permiten atender la demanda”.

La capital del país se abastece del líquido a través del sistema Chingaza, conformado por la represa del mismo nombre y los embalses de Chuza y San Rafael, así como los embalses pequeños de La Regadera y Chisacá, en el río Tunjuelo.

La ciudad también utiliza agua del llamado Agregado Norte, conformado por los embalses de Neusa, Sisga y Tominé, que es el que ha estado más afectado.Sin embargo, según la entidad, la ciudad tiene garantizado el suministro sin depender de este sistema, que trata sus aguas en la planta Tibitoc (ubicada entre Briceño y Zipaquirá).

Con corte al 31 de octubre, en los embalses del Acueducto (Chuza y San Rafael, que hacen parte del Sistema Chingaza, el cual abastece al 70 % de la ciudad) se encontraban almacenados 225 millones de metros cúbicos y en los del Sistema Sur (La Regadera y Chisacá), 7 millones, para un total de 231,5 millones de metros cúbicos.

“Al compararse los volúmenes de los embalses de propiedad de la Empresa del mes de octubre de 2019 y 2020, se observa que es muy similar. En el 2019 se encontraban en el 79,50 por ciento de su capacidad y para este año, en el 77,44 por ciento. Lo anterior evidencia que no hay riesgo de desabastecimiento ni de racionamiento por escasez, dado que se cumple con la condición promedio de llenado de estos”, señaló la Empresa.

El reporte de la corporación ambiental indica que hasta ayer, el Agregado Norte tenía reservas de agua de 308 millones de metros cúbicos, para un promedio de 37 por ciento del total de su capacidad, que se considera baja.

Esto es lo que ha llevado a los expertos de la CAR a advertir la preocupación y señalar que desde septiembre de 2018 descendió el volumen de las precipitaciones y hasta la fecha se ha mantenido así.
En efecto, en la primera época de lluvias de 2020 (marzo, abril y mayo) las precipitaciones apenas fueron el 35 por ciento del promedio, y la primera mitad en la segunda temporada (septiembre, octubre y noviembre) sigue siendo deficitaria, con un 36 % del promedio para octubre.

Pero además, la alerta es porque a partir de diciembre empieza una nueva época seca (diciembre, enero y febrero), meses en los que los excedentes de agua suelen consumirse.

El río Bogotá también depende del Neusa. Este espejo de agua, del cual se abastecen muchas concesiones para actividades agrícolas, industriales y recreativas, recibe las descargas del embalse, que en épocas de sequía se pueden restringir.

La CAR, por ahora, solo está realizando un llamado a darle uso racional al agua, perono descarta que de continuar el actual comportamiento de las lluvias se deban tomar medidas preventivas, como darle prelación al consumo doméstico y restringir los otros usos.

La corporación espera que en noviembre llueva de manera regular y con intensidad en las cuencas altas –las precipitaciones han sido sectorizadas– para que se recuperen los embalses del Agregado Norte y no se tengan que adoptar medidas sobre el consumo de agua en la Sabana.

GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ
Tomado de El Tiempo