Tomado de Portafolio
Juan Manuel Rojas, presidente, explicó las razones por las que la empresa apuesta a la producción del energético. El 18 de marzo comenzará el piloto.
El próximo 18 de marzo Promigas marcará un nuevo hito en sus 47 años de operación. Ese día pondrá en funcionamiento un electrolizador que inyectará hidrógeno verde a las redes de gas de Cartagena. Así, se convertirá en una de las empresas pioneras del país en la producción de este energético.
En diálogo con Portafolio, Juan Manuel Rojas, presidente de la compañía, explicó las razones por la que la empresa le apuesta a la producción de este gas limpio no fósil.
¿Cuál es el rol de Promigas en la transformación energética del país?
Queremos liderar la transición energética diversificando la oferta de servicios para permitirle a nuestros clientes descarbonizar gradualmente los usos no eléctricos de la energía. Lideraremos el proceso a través de soluciones innovadoras, hacia la carbono neutralidad. Por eso continuaremos apoyando y trabajando en el desarrollo de nuevas formas de generación, transporte y distribución de energías más limpias.
¿Cuáles son las razones para apostarle a la producción de hidrógeno?
Los gases como el hidrógeno y el biometano son combustibles renovables altamente compatibles con el gas natural. Por eso nuestra estrategia de innovación y descarbonización los considera como vectores de crecimiento en el mediano y largo plazo. En el caso del hidrógeno, es importante desarrollar competencias técnicas, de negocio y comerciales, y la mejor avenida para lograrlo es desarrollando pilotos que permitan que nuestros equipos adquieran know-how en las diversas fases de la cadena de valor de este energético.
¿Cuándo llegó el electrolizador, y cuándo comenzará el piloto?
El electrolizador llegó a Colombia el pasado 30 de enero. Y el primer piloto que pondremos en funcionamiento el 18 de marzo es de producción descentralizada y blending, dos aspectos clave en nuestro rol de midstream en la cadena del gas natural. Estamos explorando cuatro segmentos de aplicación de hidrógeno: producción descentralizada, generación distribuida, movilidad eléctrica y blending con gas natural.
¿Cuáles son los resultados que esperan tener?
La generación de conocimiento a partir de este piloto se dará en cuatro ejes: diseño de infraestructura, operación y mantenimiento de sistemas de producción de hidrógeno verde, acople de generación fotovoltaica con variaciones de demanda de hidrógeno, y efecto de diferentes porcentajes de mezclas en el comportamiento de materiales. Este piloto nos permitirá desarrollar un nuevo ecosistema de aliados para soluciones en gases renovables.
¿Cuándo iniciarían una operación a mayor escala para producir hidrógeno?
Nuestra instalación de producción de hidrógeno verde está diseñada para crecer hasta 10 veces la capacidad inicial, en cuatro fases. La activación de las siguientes etapas dependerá de avances regulatorios, el tipo de incentivos y el desarrollo de un mercado del hidrógeno como energético. Lo importante del piloto es que nos da la posibilidad de escalar con agilidad la producción en la medida que nuestros usuarios o el mercado lo requiera.
¿Cuáles son los proyectos en trasporte para unir la oferta de gas del norte con la demanda del interior del país?
Tenemos contemplado desarrollar el Gasoducto Jobo – Antioquia que busca interconectar las reservas de gas del Valle Inferior del Magdalena con el mercado antioqueño y el interior del país, con un tubo de 300 kilómetros y capacidad para transportar 100 millones pies cúbicos día. Esta obra también permitirá inyectar gas proveniente de los campos del offshore, y eventualmente, gas que llega de la ampliación de la terminal de importación de GNL. Y presentamos ante la Greg la solicitud tarifaria para la ejecución de las obras de bidireccionalidad en nuestro gasoducto, en el tramo La Mami – Ballena, que permitirá enviar gas de la costa al interior, conectando con el tramo Ballena – Barranca del gasoducto TGI.
¿Cuáles son las razones para ampliar la regasificadora de Barú?
Son varias. Primero, además de brindarle confiabilidad al sistema eléctrico, asegura el abastecimiento de la demanda de gas del país ante el eventual déficit que se proyecta puede tener Colombia a partir del 2026. Segundo, provee opcionalidad: el gas natural licuado (GNL) es abundante, hay más de 100 años de reserva mundial y provee la seguridad energética a más de 40 países. La capacidad de producción es de alrededor de 370 millones de toneladas/año de GNL, y Colombia demandaría 6 a 7 millones de toneladas año, teniendo un respaldo para su sistema. Y tercero, la terminal existente y conectada con el sistema nacional de transporte, tiene la capacidad de ampliarse de manera eficiente en costos y tiempos para atender las necesidades del sector de gas en el momento que el país lo necesite.