El planeta entero vive una carrera de tiempo contra el cambio climático, y la comunidad internacional ha establecido un consenso: si en 2030 no logramos frenar este fenómeno, los daños serán irreversibles y catastróficos.
Cada primero de marzo se celebra el Día Mundial del Reciclador y, en este sentido, debe ser una oportunidad para generar conciencia sobre la importancia del reciclaje en la ecuación de la sostenibilidad ambiental, y de las personas que lo hacen posible.
Reportes recientes del Banco Mundial han apuntado que el promedio mundial de reciclaje alcanza solamente el 13,5 por ciento. Algunos países han logrado niveles más altos; por ejemplo, Suiza y Suecia reciclan más del 90 por ciento de sus residuos. No obstante, Latinoamérica está lejos de estos niveles con un preocupante 4,5 por ciento.
Si hay algo que aprender de experiencias exitosas en el mundo, es que las soluciones provienen de un trabajo articulado entre las esferas gubernamentales, los recicladores formalizados y la comunidad. En Colombia, está articulación ha sido el propósito desde 2016 con la expedición del Decreto 596, que, entre otras acciones, establece la formalización de los recicladores de oficio como herramienta para protegerlos y garantizarles condiciones dignas y tratamiento acorde a su vulnerabilidad, al tiempo que se avanza en el propósito de incrementar las tasas de aprovechamiento de residuos sólidos.
En Colombia hay un aproximado de 37.000 recicladores de oficio agremiados en 390 organizaciones, que hacen parte del servicio público de aseo como prestadores de la actividad de aprovechamiento. De esta manera, la labor histórica ejercida por los recicladores es reconocida como una pieza fundamental en el objetivo de alcanzar un modelo de economía circular, permitiendo la reincorporación de materiales al ciclo productivo y optimizando la vida útil de los rellenos sanitarios. Los resultados han sido positivos, pues pasamos de tener 99.242 toneladas efectivamente aprovechadas en 2016 a 1’407.785 toneladas en 2019, es decir que se multiplicó por más de 14.
Por supuesto, aún queda mucho por hacer. Por un lado, es necesario seguir trabajando articuladamente para fortalecer la estructura empresarial de las organizaciones de recicladores y que esto las consolide como un actor fuerte en el mercado, trayendo beneficios en calidad de vida para esta población. En esta tarea tienen que ver mucho los alcaldes municipales, quienes tienen la tarea de apoyar este proceso de formalización de los recicladores de oficio, mediante la formulación, ejecución y actualización del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos, en el cual deben desarrollar acciones de particular importancia como son tener actualizado el censo de recicladores municipal y ejecutar el Programa de Inclusión de Recicladores. Por otro lado, es fundamental robustecer la cultura del reciclaje en los hogares colombianos.
En este caso vale mencionar que recientemente entró en vigor la Resolución 2184, que
establece el código de colores para la separación en la fuente, como parte de la estrategia para hacer más eficiente el ejercicio de reciclar, con lo que se espera que la ciudadanía separe en una bolsa blanca todos aquellos residuos con potencial de recuperación para que sean entregados a los recicladores de oficio, buscando dignificar su labor, al no tener que buscar entre la basura los materiales aprovechables.
La mejor conmemoración del día del reciclador es generar acciones encaminadas a la dignificación de su trabajo y fortalecer la coordinación de actores alrededor de una cultura de reciclaje, incluyendo a cada uno de nosotros en casa. De la conciencia sobre el valor del reciclaje depende el futuro del planeta.
José Luis Acero
Viceministro de Agua y Saneamiento Básico
Tomado de El Tiempo